Siete años han transcurrido desde que comenzó "la movida" de los soplaos; siete, que se dice pronto. Pero han pasado uno a uno, mes a mes y día a día. Y menos mal, que también tocó disfrutarlos.
El siete es un número que podríamos decir mágico; un número, además, recurrente en muchos aspectos de la cultura, como pueden ser:
1. Los siete días de la semana.
2. Las siete notas musicales.
3. Los siete colores del arco iris.
4. Los siete pecados capitales.
5. Los siete mares.
6. Las siete vidas de un gato.
7. Las siete vacas gordas y las siete vacas flacas de Egipto.
Y también esta vez parece que se cierra un ciclo: hay viviendas que ya han visto consolidada su cimentación; otras que aún no, pero sabiendo que va a suceder... Y nosotros, a la espera de la indemnización, que, aunque tarda, sabemos seguro que vamos a cobrar; que ya no hay que pelear contra ningún gigante.
Tras estos siete años somos los mismos y diferentes a la vez que aquellos que un día tuvieron que asumir lo que les había tocado en suerte. La vida no pasa en balde. Ahora la vemos de otra manera y de otra manera la enfrentamos. Ahora comienza otro ciclo, con nuevos horizontes, luchas y sueños. Esperamos tener tantas ganas de vivir cada momento que nos espera como hemos tenido hasta ahora.
