En algunos pueblos del Valle de Camargo hemos tenido problemas de hundimientos del terreno (soplaos), con las consiguientes grietas en las casas, en diversos momentos de la historia. Dichos hundimientos han estado, cada vez, relacionados con la extracción de agua del subsuelo. En este blog contamos lo ocurrido, con el deseo de dejar constancia para el futuro y que nunca vuelva a repetirse. Muchas gracias por visitarnos.

lunes, 2 de enero de 2012

NUESTRA VISIÓN DEL URBANISMO EN Y PARA CAMARGO

El urbanismo se puede entender de diversas maneras: como una forma de obtener ingresos para las arcas municipales, como el desarrollo sostenible y equilibrado de un territorio... Seguro que hay más. En nuestra opinión, la primera forma de entenderlo no solo no enriquece el territorio, sino más bien lo empobrece.

Entendemos, por un lado, que el desarrollo de los pueblos debe respetar su idiosincrasia al máximo. Un pueblo es un conjunto de parcelas con viviendas unifamiliares, adosadas o no, con personalidad propia. Las urbanizaciones de chalés resultan más apropiadas para las afueras de las ciudades, o de núcleos con mayor concentración de población en bloques de pisos. 

Por otro lado, un desarrollo sostenible y equilibrado ha de conjugar todo tipo de necesidades de las personas con la conservación de los valores culturales y naturales del entorno. Y ha de estar también presidido por directrices estéticas que favorezcan lo anterior. Cuando hablamos de necesidades incluimos todo tipo de estas, como materias primas, que conllevan industrias extractivas; industria, que elabora productos que son necesarios en nuestra forma de vida y crea puestos de trabajo; comercio; ocio; naturaleza, en cuanto a algo imprescindible simplemente para el desarrollo de la vida, sin necesitar más justificantes...

Si bien las distintas necesidades han de convivir, o pueden hacerlo, no deben ocupar o compartir un mismo espacio. No se entiende que un área industrial se entremezcle con un área residencial, por mucho que ambas se desarrollen en terrenos urbanos. Y las razones son tan obvias que no hace falta enumerarlas: algunas serían molestias de todo tipo, como ruidos, suciedad... y una razón de estética. Ninguna persona se va a vivir a un pueblo, con los gastos extras que ello conlleva, para que luego le planten un polígono industrial delante o detrás de su casa o vecindario, por ejemplo, y tenga que empezar a soportar todo tipo de molestias y afeamiento de la estética del entorno, que empeora su calidad de vida. 

Las industrias han de agruparse en áreas industriales y estas han de hacerse de espaldas a las residenciales, apartadas de ellas y protegiéndolas de todo tipo de impactos negativos.

Si, además, se trata de un terreno afectado por soplaos, ya que el sobrepeso constructivo y las vibraciones del paso de tráfico pesado, si bien por sí solos no producen soplaos, sí son factores coadyuvantes para provocarlos, hay que extremar aún más las medidas de protección.

Por ello queremos poner de relieve que el de Camargo no nos parece un desarrollo equilibrado ni sostenible, ya que no diferencia zonas industriales de residenciales ni es respetuoso tampoco con una problema tan grave como los soplaos... 

Hay muchos más casos, pero baste poner como ejemplo el que está en desarrollo en la zona de la rotonda de Revilla, donde se están construyendo naves enormes en el centro, por un lado, de una zona residencial, y, por otro, de una zona afectada gravemente por soplaos. El siguiente clip, con varias fotografías, muestra la visión que se tiene de Revilla al llegar por la carretera de Burgos. Y eso que las moles aún están en construcción...




No nos parece adecuado el lugar. No obstante, incluso haciendo un enorme esfuerzo y suponiendo que fuera otro más adecuado, cabe armonizar algo más la estética de las naves con su entorno, tal como las que mostramos en las siguientes fotografías, que se encuentran en la recta de la pasiega, llegando a Renedo de Piélagos.







Si bien el urbanismo actual de Camargo es una herencia de etapas pasadas, esperamos que en adelante se tengan en cuenta la lógica y la estética a la hora de determinar el desarrollo municipal, ya que se trata de decidir dónde y cómo vamos a vivir los camargueses. Y queremos hacerlo en relación directa con la naturaleza, en un entorno agradable y saludable que no por ello ha de coartar el necesario desarrollo industrial que permita satisfacer nuestras necesidades. Los ingresos de las arcas municipales han de ser un aspecto secundario a la hora de realizar los planeamientos, y no el primero.