Por Marta Cortázar Pastor, DNI: 72.024.388
Desde hace más de cuatro años un grave problema y una preocupación indescriptible surge en mi vida y en la de muchos de mis vecinos. Vivo en Revilla (perteneciente a un municipio próspero y pionero en la región, que cuenta con un proyecto progresista que ayuda a la recuperación económica y garantiza la protección de los más desfavorecidos y que cuenta con proyectos con vocación de futuro destinados a mejorar la calidad de vida de la población, bla, bla, bla, verborrea de nuestros representantes en esta alcaldía). Un lugar, eso sí, donde todos nosotros pusimos nuestras esperanzas y esfuerzos, pero que hoy vemos como todos ellos y nuestras casas se hunden debido a la extracción del agua del subsuelo para consumo humano. Sí señores, se nos hunden.
Existe ya una sentencia firme que responsabiliza a la confederación Hidrográfica del Cantábrico del gravísimo problema. Esta administración se comprometió a arreglar todas las casas afectadas, pero no sabemos, al día de hoy, que actuaciones y decisiones va a tomar al respecto (cuándo, cómo, quién,…) ya que no se pronuncia.
Pues bien, me gustaría hacer, si me lo permiten, una analogía. Imaginen que una banda de callejeros decide sustraer material en un establecimiento vigilado por una empresa de seguridad llamada X, lo llevan a cabo y en el intento sale dañado seriamente el dueño del negocio.
Pregunto yo, ¿de quién es la máxima responsabilidad?, ¿puede ser más de uno el responsable?.
Por comparaciones, la CHC es la empresa de seguridad que no vigiló adecuadamente nuestros intereses hidrográficos, nosotros, los propietarios, somos el dueño del establecimiento y el Excelentísimo Ayuntamiento de Camargo los que faltan.
Piensen y reflexionen…. Y si pueden opinen.
