Hoy hace ocho años que en nuestro caso nos dimos cuenta de la afección por soplaos de la vivienda, el 13 de octubre de 2003.
Y, aunque son unos cuantos años, no parece tanto como si vas y piensas que es casi la tercera parte del tiempo que llevamos casados. Y para nuestros hijos más de la tercera parte de su vida. Y dices...¡coño! Y lo ves todo con otra perspectiva. Los soplaos nos han condicionado la vida, ya lo sabíamos, pero hoy en nuestra cabeza ha sonado otro "click" y nos hemos dado cuenta de hasta qué punto.
Y, más que rabia, nos ha dado una especie de "vértigo", al pensar que desde las administraciones nos han hecho, a nosotros y a todos los afectados, demasiado daño sin motivo. Sin motivo ni arrepentimiento. Y aún no se ha acabado.