Al salir a la calle a ver qué era nos dimos cuenta de que parte de la placa del techo del garaje, o, mejor dicho, de lo que quedaba de él, se había derrumbado. Hace ya varios años que el ayuntamiento lo había apuntalado, debido al mal estado en que se encontraba. Las humedades han ido entrando por las grietas y surtido efecto.
Igualmente, la pared, que sigue inclinándose cada vez más, corría peligro de caerse también, por lo que la apuntalamos para intentar evitarlo.