Esta tarde la Vicepresidenta y la Secretaria de la Asociación de afectados por los soplaos en el Valle de Camargo acudimos, por invitación del Ayuntamiento, como el resto de asociaciones de ámbito municipal, al acto informativo sobre sus Políticas de Igualdad.
Nuestra intención, más que acudir a la charla, era hablar con el Alcalde y la Vicepresidenta de Cantabria acerca de las entrevistas que les hemos solicitado tantas veces, primero telefónicamente y luego por escrito, sin haber obtenido no ya una fecha, sino ni tan siquiera una respuesta, aunque sea negativa. Pretendemos, en esas entrevistas, repasar con ellos los puntos que tenemos pendientes y pedirles que apoyen nuestra causa ante el Ministerio de Medio Ambiente y la Confederación.
Dolores Gorostiaga no asistió finalmente al acto, pero antes de comenzar sí pudimos acercarnos a Ángel Duque, a quien preguntamos directamente si no iba a recibirnos. Sin ni pensarse la respuesta nos dijo que no, que no iba a darnos una cita, ya que los soplaos no son cosa del Ayuntamiento y no tenemos nada de qué hablar.
Le dijimos entonces que algo tendría que decir, no ya como responsable, pero sí como afectado. Entonces nos preguntó sorprendido en qué le afectaban los soplaos al Ayuntamiento. Cuando le explicamos que era administrador de un territorio que se está hundiendo y debería defenderlo nos dijo que han estado trabajando para conseguir más dinero y que las máquinas no se vayan, pero que lo que no va a hacer es enfrentarse con el Ministerio, que eso ni se lo plantea.
Así que los soplaos ¿son problema suyo o no lo son? ¿Tiene que ser él quien se ocupe de conseguir más dinero o de hacérnoslo creer? ¿Quiere que nos confomemos con lo que nos den? No pretendemos oponernos a una función mediadora del Ayuntamiento, al revés, eso es lo que estamos pidiendo, pero no a nuestras espaldas ni de acuerdo a los intereses de las administraciones, sino de acuerdo con nosotros, ya que son nuestras casas y terrenos los afectados y algo tendremos que decir al respecto.
Hemos llegado a la conclusión, no por ya sabida menos triste, de que los socios de la Asociación de afectados por los soplaos, lo mismo que el problema que padecemos, no merecemos el tiempo ni el respeto de nuestro alcalde. Sin embargo, este problema debería de ser una de sus máximas preocupaciones, no ya solo porque el bienestar de los vecinos tendría que interesarle, sino también porque determina el futuro urbanístico de una parte importante del territorio que él administra y gestiona.
Y, ya que estamos en ello, y a raíz del texto de la invitación, una Concejalía de Igualdad y Participación Ciudadana ¿no debería defender el derecho de los ciudadanos y sus asociaciones a ser, como mínimo, escuchados? ¿O su labor se queda en una charla coyuntural en vísperas de elecciones?